Su sabor intenso, más dulce o ácido según la variedad, su vivo color rojo y su frescura convienen a los tomates en un ingrediente casi imprescindible en las ensaladas de verano. Por su abundante agua (un 90%) resultan muy jugosos y ligeros, pero no por eso proporcionan pocos nutrientes.
¡Al contrario! Un tomate mediano (de unos 200 gramos) cubre hasta el 60% de las necesidades diarias de vitamina C, el 27% de la A y el 13% de la E.
Al efecto antioxidante de estas tres vitaminas se le suma el del licopeno, el pigmento rojo que le da su bonito color y que ayuda a proteger del cáncer de colon.
Cuando mejor saben los tomates de ensalada es cuando están maduros pero aun conservan un punto de verdor.
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